Transferencia y psicosis. Silvia Vetrano

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Comentaré un rasgo sobre el comentario del caso presentado1.

La analista señala que en determinado momento las entrevistas  tomaron la forma de una conversación sobre literatura, psicoanálisis, arte y que esto, en sí mismo,  constituyó un signo de la instalación de la transferencia con esa paciente. No es algo inusual y vale la pena ahondar en el valor de este recurso al llevar adelante un tratamiento en el caso de las psicosis. 

Hemos conocido un trabajo de Gil Caroz, sobre las psicosis ordinarias, donde retoma la propuesta de Jacques-Alain Miller en Antibes en 1998, en cuanto a la pertinencia de la conversación en las condiciones de la época del Otro que no existe.2

Entonces, frente a la democratización del Nombre del Padre y la pluralización de los sinthomes, responde una democratización del lazo analista-analizante que da a la sesión "el aspecto democrático de una conversación, de un intercambio"3. Eric Laurent señala que en la conversación podemos interesarnos por lo que trae el sujeto, ya sea literatura, filosofía, arte o bien por lo que el sujeto hace, por cómo pasa su día o bebe su café, dado que "hablar de estas pequeñeces moviliza toda la significación"4. "En este sentido, puede deliberadamente hablarse de otra cosa y no de la verdad del inconsciente"5.

Caroz plantea que en la conversación se podrán poner en marcha tres operaciones: La primera de ellas es la "traducción y nominación", es decir la producción de un enganche de lo real con lo simbólico, cuando el sujeto no tiene el recurso de la metáfora paterna ni de la metáfora delirante. La segunda, el "velamiento de lo real por lo imaginario", usando la metonimia como herramienta para diluir un sentido demasiado consistente. En los ejemplos que toma Caroz, el analista multiplica ejemplos, pluraliza, generaliza, normaliza y quita peso de real al punto de goce que atormenta. Por último, el "aislamiento de lo real", extracción y localización, aún sin la significación fálica.

Otra referencia teórica es la conversación como trabajo de surcamiento de la lengua. Eric Laurent nos conduce a su lectura de Lituraterre 6, escrito en el cual Lacan plantea el surcamiento como modo de estabilizar el sentido gracias al contexto, a la constelación en que aparece tal significante, como se hace para interpretar el sentido en el caso de los ideogramas orientales. Este enfoque implica relativizar la importancia del punto de basta y la retroacción como modos de fijar un sentido. En el surcamiento se trata de pescar o construir un abrochamiento del cuerpo y la letra en su absoluta singularidad.

Con respecto a los casos mencionados, podemos decir que la conversación permitió poner en serie lo fuera de serie. El Otro malvado omnipotente, es puesto entre otros apostando a que sea solo uno más, desgastando o erosionando ese sentido.

Notemos además que el analista no habla en nombre propio, sino haciendo decir a los autores, evitando así encarnar un Otro propietario del saber.

En fin, propongo hacer una comparación entre la conversación democrática y la posición de secretario del alienado.

En la época de la enseñanza de Lacan en que proponía la primacía y autonomía del significante y su poder mortificante, la dirección de la cura para la psicosis era la de alentar la construcción del delirio, la escritura, como restitución vía lo simbólico. La función del secretario del alienado era la de acompañar la producción de la metáfora delirante, que constituía un punto de detención de lo que se infinitiza al estar forcluido el Nombre del Padre.

Pero la restitución vía el delirio no siempre estabiliza, en muchos casos el delirio mismo se infinitiza. Además este recurso no está al alcance de muchos sujetos y –como señala Eric Laurent- la construcción de un delirio conlleva un trabajo de largos años y acaba separando al psicótico del discurso común, del lazo social. Con el planteo de la pluralización de los Nombres del Padre y el abordaje de Joyce, Lacan abre enormemente el campo de estudio y tratamiento de las psicosis en cuanto a la variedad de desencadenamientos de tipo débil -los derivados de Φ0 y P0-, los fenómenos concomitantes que requieren una atención a los signos ínfimos -los derivados de la falla en la juntura más íntima de la vida- y en cuanto a los arreglos o soluciones a los que pudo llegar el sujeto donde se captan soluciones del orden de la nominación social, una práctica de goce, una práctica artística, religiosa, etcétera.

La importancia de esto último dio pie para acuñar la denominación de clínica de los arreglos, propuesta en su contrapunto con la clínica del déficit. Una clínica que tomará debida nota de los arreglos posibles para cada sujeto.

En esta perspectiva tuvieron lugar los 3 encuentros de las Secciones Clínicas de Francia y Bélgica, realizados en Angers, Arcachon y Antibes, desde 1996 a 1998. Allí se presentaron los casos inclasificables, los casos raros y luego Miller acuña la nominación de Psicosis Ordinarias para nombrar aquellas psicosis que pueden fundirse en una media, psicosis compensadas, no desencadenadas, medicadas, en análisis o sinthomatizadas.

¿En qué posición nos dejan estos desarrollos con respecto al planteo del secretario del alienado? ¿La conversación democrática plantea una alternativa a la función de secretario del alienado?

Consideremos en principio que la conversación no excluye las intervenciones propias de la primera enseñanza, destituir al Otro del goce, detener la metonimia infinita, contrariar el goce del Otro, evitar el mal encuentro con el Otro malvado, que están más del lado "limitativo o evitativo" 7, pero toma relevancia "pesquisar el arreglo que sostuvo al sujeto hasta la crisis, para remendar esa suplencia y, si es posible, ayudar a construir otra más sólida" 8.

Abundamos con la siguiente cita de La Sección Clínica de Bruselas: "[en los casos presentados] el principal acento está puesto en la elaboración significante, en la organización del delirio, la historización y la nominación, pero, se trata siempre de organizar una suplencia de tipo sintomática" 9. El sinthome anuda los tres registros, toca lo real, mientras que el delirio como construcción imaginario-simbólica lo deja suelto. Era la hipostación del poder del significante la que hacía del delirio el recurso más eficaz para alcanzar cierto apaciguamiento en las psicosis. Pero los nudos cambian el panorama, no se trata de la eficacia de lo simbólico, que queda puesto a la par de los otros dos registros. Se trata de la posibilidad de reanudar y para ello es necesario diagnosticar con precisión cuál fue el soltamiento que se produjo, cuál fue el lapsus del nudo, que registro resultó afectado.

  • Lo que las urgencias enseñan al psicoanalista. Impasses y respuestas de la transferencia. Seminario anual de Pausa 2020.
  • Miller, J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, Buenos Aires, Paidós, 2019, pág. 225.
  • Caroz, Gil: Quelques remarques sur la dirección de la cure dans la psychose ordinaire, en Rev.Quarto 94-95, 2009. Traducción de la autora.
  • Miller, J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, op. cit., pág. 313.
  • Ibíd., pág. 314.
  • Ibíd., págs. 292 y 296.
  • Miller, J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, op. cit., pág. 50.
  • Aromí, A. y Esqué, X., Las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia, Scilicet, XICongreso de la Asociación mundial de psicoanálisis, Buenos Aires, Grama, 2017, p. 22.
  • Miller, J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, op. cit., pág. 160.

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