En las Jornadas de la Escuela del año 2019, "El inconsciente, aún…", Eric Laurent comenta el testimonio de Irene Kuperwajs y sobre el final destaca una vertiente particular del accionar del psicoanalista. Dirá:
"Lacan dijo que algunas veces el analista era un trauma, que había una vertiente traumatizante del analista, pero un trauma calculado, un contra-trauma."1
Esa sutileza capturó nuestra atención al punto de convertirse en un enigma agalmático y sin ningún ánimo de elevarlo a la categoría de concepto, nos proponemos hacerlo dialogar con el sintagma "analista-trauma".
Las primeras preguntas que surgen son las siguientes:
¿Qué entendemos por analista-trauma?
¿Hay una vertiente traumatizante del analista y otra que opera a contrapelo?
¿Para qué haríamos referencia a un testimonio de pase cuando lo que nos convoca es la clínica de PAUSA?
El primero de los artículos que resonó para iniciar este recorrido fue "El revés del trauma"2, una conferencia que Eríc Laurent dictó en abril de 2002 en la ciudad de NY. A la luz del contexto que estamos atravesando, donde asistimos a una generalización del término como un modo de nombrar o adjetivar los efectos del Covid-19, esta conferencia cobra particular actualidad porque nos convoca a reconducir el concepto de trauma al campo del psicoanálisis.
Siguiendo la conferencia, se pueden precisar dos sentidos del traumatismo de lo real y los rasgos del consecuente accionar del analista:
En el primero de ellos, se entiende al trauma como un agujero en el interior de lo simbólico. Aquí el sujeto responde a lo traumático de lo real con la formación de un síntoma o el fantasma, pero debemos reparar que no todo es tramitado por estas invenciones. Hay un punto real imposible de ser absorbido o tratado por lo simbólico. La angustia, en su sentido generalizado explica Laurent, dará cuenta de ese resto intramitable que permanecerá dentro de lo simbólico.
La pregunta que se impone es la siguiente: ¿Qué tratamiento darle a este real en lo simbólico en el marco de un psicoanálisis aplicado?
La orientación es muy clara, el tratamiento es "terapéutico" y por la vía del sentido. Dirá así: "... hay que lograr dar sentido a lo que no lo tiene. [...]". Y refiriéndose al psicoanálisis agrega que éste "Considera que en el accidente más contingente, la restitución del trauma del sentido, de la inscripción del trauma en la particularidad del inconsciente del sujeto, fantasma y síntoma, es curativo".
Me interesa destacar lo siguiente: "la restitución del trauma del sentido".
Y por supuesto, nunca está de más aclarar, que se trata de un sentido singular, es decir un sentido producido por el Icc.
El otro modo de entender el traumatismo de lo real, se desprende de los desarrollos de J.A. Miller sobre la última enseñanza de Lacan, y nos permite hacer un revés en la lectura anterior.
Esto nos habilita a leerlo desde la estructura del lenguaje: "... lenguaje como parásito fuera de sentido del viviente"3. Es decir se puede leer como, hay simbólico en lo real. De este modo Laurent destaca que lo traumático de la inmersión en el lenguaje es que esta operación encierra en su centro, el agujero de la no-relación.
Siguiendo esta vertiente, toma el sintagma lacaniano "analista-trauma" para señalar que el analista ocupando "el lugar de la pérdida esencial del objeto" llega a ser el mismo el lugar del trauma, en tanto pueda "empujar"a hablar a un sujeto luego de un trauma. Y a partir del recorrido que esto implica -y no es sin ese recorrido- se podrá apuntar a desarmar la composición del síntoma. Es decir, horadar esa cobertura de múltiples sentidos apuntando a la opacidad del goce. El analista es traumático tanto como lo es el lenguaje, ya que su formación le hace estar advertido que finalmente, luego de podar y podar sentidos en una cura, no hay más que un núcleo pulsional insensato con el que habrá que arreglársels cada vez.
Restitución del trauma del sentido
Es una tentación caer en el antagonismo y pensar que estas vertientes puedan ser opuestas de un binarismo o entenderlas enlazadas a una lógica diacrónica.
Recapitulemos.
Una vertiente empuja a hablar para traumatizar el discurso de los sentidos comunes y que advenga el del Icc. donde encontramos una clara direccionalidad a la singularidad. También tenemos la vertiente que apunta al fuera de sentido, al más allá del sentido Icc. pero valiéndose de éste.
Parece una obviedad pero no podemos ir más allá de algo si ese "algo" no está constituido o tiene cierta consistencia. Aún así esto no implica un antes y un después en relación a la orientación del analista, sino más bien lógica moebiana asentada en la idea de derecho y revés que nos propone esta conferencia.
Laurent da un paso más y le aporta un rasgo al sintagma, calificando al analista trauma como "trauma suficientemente bueno".
Analista Contra-Trauma
En este punto planteo una hipótesis para pensar al analista contra-trauma.
Del mismo modo en que un síntoma analítico no es lo mismo que un síntoma a secas (el síntoma que se basta a sí mismo del que Lacan habla en el seminario X), el "trauma" del analista-trauma es una construcción producto de la transferencia. La reproducción de lo traumático para ese sujeto en el marco de la transferencia. Hasta aquí no tenemos nada nuevo. Recordemos la cita del Seminario 19:
"Todo padre [parent] traumático está en suma en la misma posición que el psicoanalista. La diferencia es que el psicoanalista, por su posición, reproduce la neurosis, mientras que el padre [parent] traumático la produce inocentemente"4.
Es decir, el tejido, el entramado de la transferencia es lo que permite al analista oficiar de trauma artificial. Es decir un trauma que hace semblante de trauma. Un trauma calculado que mide su potencia a diferencia del trauma al natural5 o el "trauma exterior" (tal como lo menciona Laurent) que golpea sin más.
El analista-contra-trauma no es el antagonista del analista-trauma. Esta hipótesis se asienta en considerar el "contra" como señalamiento de que ese trauma que encarna el analista, es un traumatismo artificial que puede perturbar el discurso corriente y tambíen los sentidos propios del aparato Icc.
La orientación es una. Por eso hemos partido del fragmento de un comentario de un testimonio de pase. Porque más allá de la distinción entre el psicoanálisis puro y aplicado, o más allá de la coyuntura actual que nos pone a escuchar a los pacientes o analizantes a través de los gadgets -con las implicaciones que esto pueda llegar a tener en los cuerpos- la escucha analítica opera traumatizando del buen modo. ¿Qué quiere decir esto? Traumatizando artificialmente a la medida del caso por caso. Haciendo semblante de trauma, es decir no encarnando una perturbación desbrujulada ni una perturbación radicalmente fuera de cálculo.
¿Será el analista-contra-trauma heredero del analista trauma suficientemente bueno?6
- Huellas. Lacaniana 28..
- Revista Virtualia 6. 2002
- Idem
- Lacan. Seminario 19. El Uno: que no accede al dos. Paidós
- El síntoma al natural (o la naturaleza del síntoma). En: El Caldero de la Escuela N°45. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Septiembre de 1996. Buenos Aires, Argentina
- Referencia a Winicott "madre suficientemente buena" no pone al Niño en el lugar del objeto de su fantasma. -ver niño y sus objetos pulsionales